En una sartén grande, calentá el aceite de oliva y la mantequilla a fuego medio. Añadí la cebolla y el ajo picados y cociná hasta que estén dorados.
Agrega la harina a la sartén y cocina, removiendo constantemente, durante 1-2 minutos para formar una rouille (base espesa). Esto ayudará a espesar la mezcla de las croquetas.
Poco a poco, añadí la leche a la sartén mientras seguís removiendo para evitar grumos. Cociná la mezcla a fuego medio hasta que espese y tenga una consistencia similar a una bechamel.
Añadí el atún desmenuzado, la nuez moscada (si usas), sal y pimienta a la mezcla. Cociná durante unos minutos más, removiendo, hasta que todo esté bien combinado y la mezcla esté espesa.
Transferí la mezcla a un bol y dejá enfriar a temperatura ambiente. Luego, cubrí el bol con plástico adherente y refrigerá durante al menos 1 hora para que la mezcla sea más fácil de manejar.
Una vez fría la mezcla, usá tus manos o dos cucharas para formar pequeñas bolitas o cilindros. Pasá cada croqueta por harina, luego por el huevo batido y finalmente por el pan rallado, asegurándote de cubrirlas bien.
Calentá suficiente aceite en una sartén a fuego medio-alto. Freí las croquetas en tandas, sin sobrecargar la sartén, hasta que estén doradas y crujientes por fuera, aproximadamente 3-4 minutos por cada lado.
Retirá las croquetas del aceite y colócalas en un plato con papel absorbente para eliminar el exceso de grasa. Serví caliente.